Leemos el Evangelio:
Jesús les dijo a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que
él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la
montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo. La barca
ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en
contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los
discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. “Es un fantasma”,
dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar. Pero Jesús les dijo: “Tranquilícense,
soy yo; no teman”. Entonces Pedro le respondió: “Señor, si eres tú, mándame ir
a tu encuentro sobre el agua”. “Ven”, le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la
barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero, al ver la
violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: “Señor,
sálvame”. En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: “Hombre
de poca fe, ¿por qué dudaste?”. En cuanto subieron a la barca, el viento se
calmó. Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: “Verdaderamente,
tú eres el Hijo de Dios”.
Palabra del Señor.
Los invitamos a ver el siguiente video:
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